Cosas del verano (II) - Obituario (2): Amy Winehouse

Aunque he conocido más a Amy por las revistas del corazón, sus escándalos, sus adicciones, sus excentricidades y sus vacaciones en el Caribe, que por su música, Amy siempre me ha resultado un personaje simpático. Una muñeca rota, atrapada en un mundo peligroso, perra más ladradora que mordedora.

                                                           

Siempre le había visto un punto tierno a Amy, oculto en medio de ese crepado imposible, digno de la protagonista de una película de JohnWaters y de sus tatuajes, dignos de un rudo marinero holandés del puerto de Rotterdam. Siempre es triste la muerte de una persona joven y en este caso no lo es menos por haber sido víctima de sus propios excesos. Nadie puede saber lo que hubiera sido de su carrera artística en caso de no haber tenido esta muerte prematura. Quizás en 5 años hubiera sido olvidada, dado como van las cosas. O quizás no. Pero, en todo caso, este verano de 2011 también se recordará por su repentino fallecimiento, por causas no totalmente esclarecidas, aunque claramente podamos sospechar o malpensar que estaba pagando la factura de sus días de vino y rosas.